Se escondieron, nuestros primeros padres, los que tu pusistes en el huerto de Edén, se escondieron, al escuchar tu voz tuvieron temor, y es que la desobediencia produce temor. Mas tu, en tu gracia, al hallarse ellos desnudos, los vestistes, Asi de grande es tu misericordia, que también a nosotros, siendo malos, nos vestistes de Jesús. Aun siendo desobedientes y rebeldes, nos llamastes y abristes nuestros ojos para ver tu salvación. ¿Que hallastes en mi, porque en mi te fijastes? Pues no fui yo quien te escogió , fuistes tu, lavastes mis errores, me cubriste con tu amor, olvidastes mi pasado, y me enseñastes, Me enviastes anunciar buenas noticias, Y es que del pozo más oscuro y profundo tu aun Jesús, puedes a muchos rescatar.
Añadir comentario
Comentarios